La caza es una actividad arraigada en la historia y la cultura de España, con una rica tradición que se remonta a siglos atrás. Más allá de ser un simple pasatiempo, la caza desempeña un papel crucial en la gestión y conservación de la vida silvestre, así como en la promoción del desarrollo rural y la sostenibilidad ambiental.
Pero en los últimos años, grupos dirigidos con clara intencionalidad y un desmedido afán por captar fondos procedentes de las subvenciones oficiales, pretenden demonizar la caza como el mayor enemigo del medio natural, creando un enemigo «común», no se muy bien de quien, de forma totalmente artificial y absolutamente distante de la realidad. Algo tan viejo como crear el problema y ofrecerse como la solución.
Además, de un tiempo a esta parte, determinados partidos políticos se han sumado a la difusión de esta “gran mentira” con el único fin de abastecer sus insaciables graneros de votos, haciendo realidad aquello de que cuando una mentira se repite muchas veces acaba siendo verdad. Fruto de esto es que conocidos miembros de estos colectivos han sido promocionados a importantes puestos de la Administración del Estado, con poder incluso de promover cambios legislativos, lo que ha llevado a la promulgación de leyes que son una autentica aberración contra el sentido común, un ataque sin precedentes a la caza, y no lo olvidemos, poniendo en la diana a un numeroso colectivo de españoles que son difamados un día si y otro también en redes sociales y medios de comunicación por el hecho de practicar la caza.
Ante esta situación los cazadores debemos mostrar la realidad. Sabemos que hay movimientos en este sentido con fundaciones y otras organizaciones, que trabajan todos los días en ello, pero hay que dar un paso al frente, cada uno de nosotros, y divulgar el mensaje claro de lo que realmente representa la caza en la gestión del medio natural.
Debemos enseñar nuestros valores, nuestra realidad de enorme valor para la sociedad. La caza es conservación de la Vida Silvestre, y contribuye de manera significativa a la conservación y la protección de los ecosistemas naturales.
A través de los planes de gestión cinegética de los acotados, los cazadores participan en la conservación de las poblaciones de las especies naturales y en la protección de hábitats. Estas prácticas ayudan a prevenir el «sobrepastoreo», el daño a los cultivos y la competencia por recursos entre especies, lo que beneficia tanto a la fauna salvaje como a la flora silvestre.
La caza también desempeña un papel importante en el control de poblaciones de especies cinegéticas, especialmente aquellas que pueden convertirse en plagas o representar una amenaza para la agricultura y la biodiversidad. Mediante la caza selectiva y regulada, se pueden mantener poblaciones saludables y equilibradas, evitando así daños mayores al medio ambiente y a las comunidades locales.
La caza deportiva es una fuente significativa de ingresos para muchas zonas rurales de España. La actividad atrae a turistas nacionales e internacionales, que gastan en alojamiento, comida, transporte y otros servicios relacionados. Además, la caza fomenta la creación de empleo en sectores como la hostelería, el turismo y la conservación del medio ambiente, contribuyendo así al desarrollo económico y social de las comunidades locales.
Los cazadores son en su mayoría defensores apasionados de la naturaleza y el medio ambiente. Muchos de ellos participan activamente en proyectos de conservación, reforestación y educación ambiental, demostrando un profundo respeto por la vida silvestre y el entorno natural. La caza fomenta el contacto directo con la naturaleza y promueve valores como la responsabilidad, la ética y el cuidado del medio ambiente entre sus practicantes.
En definitiva,La caza ha sido una parte integral de la cultura y la identidad españolas durante siglos. Desde la caza menor en los campos hasta las espectaculares monterías en nuestras sierra y dehesas, la actividad cinegética refleja la riqueza y la diversidad de las tradiciones locales, con múltiples beneficios y dimensiones que van más allá del mero acto de capturar animales. Desde su papel en la conservación de la vida silvestre hasta su contribución al desarrollo rural y la promoción del respeto por la naturaleza, la caza es una parte integral del paisaje cultural y ambiental de España que merece ser valorada y preservada.