Alex y Fernando saliero con la intención de disfrutar de un fin de semana dedicado a las hembras de macho montés, pero volvieron con muchas historias para contar y un trofeo que quedará grabado en su memoria.
En las imponentes sierras de Teruel, acompañados por el siempre atento y experto Néstor Oliver, la jornada avanzaba entre rastros, monte y una mezcla de ilusión y paciencia, como solo la caza sabe ofrecer. Y entonces, cuando la tranquilidad parecía apoderarse del paisaje, todo cambió.
De repente, como si el monte quisiera regalarnos un momento mágico, apareció un precioso macho montés, de esos que hacen que hasta el aire se detenga. Era el tipo de encuentro que hace que todo el esfuerzo cobre sentido.
Con una calma que solo los grandes cazadores saben mantener, Fernando ajustó su posición, controló su respiración y, en un instante de precisión absoluta, el disparo culminó en un lance digno de los mejores relatos. Allí quedó el macho, altivo incluso en su quietud, un verdadero trofeo que habla de destreza, pasión y respeto por la caza.
El fin de semana no solo dejó el sabor de una jornada exitosa, sino también el recuerdo de una experiencia compartida entre amigos, con un guía como Néstor, que no solo demostró profesionalidad, sino también un carácter cercano y amable que hizo que todo fluyera con naturalidad. Por supuesto, nuestro agradecimiento también va al Club Tierra de Caza, que hace posible que sus socios vivan experiencias como esta.
Enhorabuena, Fernando. Las montañas de Teruel te regalaron un lance único, y nosotros lo celebramos contigo. ¡Qué grande es compartir la pasión por la caza!