Fue una jornada épica para Tomás, que, tras más de 12 kilómetros de travesía y un desnivel de mil metros, logró hacerse con una magnífica rebeca en lo alto de las cumbres del Pirineo de Huesca. Nada fácil, pero para los cazadores de corazón, estos desafíos son la esencia misma de la caza. La aventura, además, tuvo el privilegio de desarrollarse en un escenario inigualable: los valles pirenaicos en pleno esplendor otoñal, donde cada hoja lucía dorados y rojos que solo la naturaleza en su mejor versión puede ofrecer.
Este logro fue posible gracias a la oferta pública de caza en Aragón, una iniciativa que permite a cazadores de toda índole acceder a experiencias únicas en las mejores reservas. Es una muestra de cómo una gestión responsable hace de la caza una práctica accesible y respetuosa con el entorno, manteniendo el equilibrio entre conservación y tradición. En estas reservas, la caza se convierte en una oportunidad al alcance de todos, para que cualquier cazador pueda vivir la emoción de los lances más auténticos.
Desde el Club Tierra de Caza celebramos este logro de Tomás y nos enorgullecemos de la labor de quienes, con su compromiso, hacen posible que la caza sea una pasión compartida y accesible. ¡Enhorabuena, Tomás, y nuestro aplauso a todos los que defienden una caza digna y bien gestionada!